Somos lo que escribimos, y ya que hace poco hablábamos de branding personal, aquí comienza nuestra construcción de marca. ¿Qué imagen estamos dando cuando escribimos incorrectamente? ¿Creéis que os van a tomar en serio con una mala escritura? No, rotúndamente, no. No es simplemente la ortografía, está la sintaxis, el uso de sinónimos que enriquezcan el texto, el uso de las comas y puntos de forma correcta... sí, no están sólo para decorar.
Hay gente que piensa que para escribir correctamente sólo necesita echar mano, como única ayuda, del corrector automático de su procesador de textos. En un mundo dominado por la tecnología creemos que los correctores automáticos de nuestros ordenadores deben ser infalibles siendo esta una creencia absolutamente falsa.
El problema de los correctores automáticos es que no saben pensar, no saben discernir entre cuándo es correcto utilizar, por ejemplo, «ay», «hay» o «ahí», pudiendo tomar como válida cualquiera de sus formas. Su actividad queda limitada a la ortografía, siendo incapaces de controlar el estilo o los ajustes significativos del texto.
Además nuestra lengua sufre paulatinamente cambios que afectan a su misma gramática y ortografía. Un claro ejemplo lo tenemos en la Ortografía de la lengua española, que en el año 2010 introdujo novedades tales como la supresión de la tilde en palabras como «guion» o «truhan», o en el adverbio «solo» y en los pronombres demostrativos.
El corrector automático ignora todos estos cambios si no hay «alguien que se lo indique», a diferencia de la persona que se dedica a la corrección, al ser una de sus mayores obligaciones estar continuamente actualizándose, «casi diariamente» podríamos decir sin exagerar demasiado.
Aquí os dejamos algunos consejos y/o trucos para realizar una buena redacción:
1. Ten claro lo que vas a decir
¿Qué quiero decir?, ¿cómo quiero decirlo?, ¿para qué es?… Estas y otras preguntas son las que nos debemos hacer antes de ponernos a escribir. Lo principal es que tengamos muy claro de qué vamos a hablar antes de empezar, para que la redacción no se nos complique y acabe siendo liosa. Hacer un esquema con las ideas principales y secundarias del texto y lo que va en cada tema o lo que no se nos puede olvidar contar, nos va a ayudar a organizarnos.
2. Utiliza frases cortas
Debemos pensar para quién estamos escribiendo. Hay que intentar que nos entienda. Bueno, más que intentar, hay que conseguirlo. Si no somos un Cervantes en potencia, mejor que nos centremos en escribir frases cortas y nos olvidemos de interminables subordinadas. Trasmitir la idea de forma sencilla y concisa siempre dará buen resultado.
3. Adjetivos "go away"
Un adjetivo bien usado ayuda a describir
lo que queremos decir. Da color al texto. Pero no nos dejemos engañar
por su apariencia inocente de complemento del sustantivo, no. El
adjetivo es un ente malvado que crea adicción y convierte cualquier
texto sencillo en una rimbombante compilación de palabras llenas de
florituras, que trasmiten imágenes repelentemente cursis. Y peor aún es
la capacidad de este recurso para convencernos de que escribimos bien
cuando realmente es mentira: es como embadurnarse en colonia para no
ducharse, cuela al principio, pero tras una semana así, es probable que
nuestros amigos dejen de llamarnos para quedar.
4. Por aquí no podemos pasar
5. No se escribe como se habla
La construcción del lenguaje hablado y del escrito son diferentes. La redacción de un artículo periodístico o de un trabajo para la universidad no puede ni debe ser un texto literario, pero tampoco una conversación con los amigos o amigas. Tanto si nos decidimos por un estilo distendido, uno más neutral o uno de carácter académico, debemos cuidar que las frases no sigan el patrón de una conversación, sino el de una redacción. Cada frase debe tener sujeto, predicado y los complementos necesarios, y cada idea debe estar enunciada y concluida, sin que se quede nada en el aire. Una buena comprobación de que no funciona lo de escribir como hablamos, es el grabador de mensajes por voz del WhatsApp: si grabamos una conversación sin esforzarnos en cuidar el lenguaje, al leer el mensaje veremos que el resultado es rarísimo.
6. Los puntos y las comas no son un elemento decorativo
El lector necesita respirar y comprender. Nosotros necesitamos concluir las ideas, enumerarlas, explicarlas. Puntuar correctamente es indispensable para redactar bien y además nos ayuda a organizar nuestros pensamientos para que el texto no sea caótico.
7. La manera más sencilla de quedar fatal
No por poner un montón de palabras
“cultas” va a parecer que sabemos más. Si normalmente no están
integradas en nuestro vocabulario, puede que no las usemos bien o que el
texto quede muy forzado. Antes de hacer el ridículo usando un palabro
súper rebuscado donde no debería estar, mejor que expliquemos lo que
queremos decir de una manera simple y honesta. Lo importante es
comunicar y que el lector nos entienda, no alimentar nuestro ego a base
de esdrújulas. Eso sí, es imprescindible tener cuidado con repetir todo
el tiempo las mismas palabras. Un diccionario de sinónimos nos va a
venir de perlas para enriquecer nuestra redacción.
Escribir maravillosamente es un arte
reservado a unos pocos afortunados y afortunadas, pero escribir bien y de forma
correcta lo podemos hacer todos y todas, y la buena noticia es que como mejor se
aprende es leyendo y practicando. Además de fácil, divertido. ¿Qué más se puede pedir?
Jagoba Ormaetxea
CEO & Co-Founder TAOM
Fuente:http://www.etitulo.com/7-trucos-para-hacer-una-buena-redaccion/